- La Secretaría de Medio Ambiente destacó el compromiso de la ciudadanía y el enorme corazón de quienes atendieron la convocatoria.
- Este encuentro tocó profundamente a las personas que participaron, recordándoles que la Navidad es, ante todo, empatía, solidaridad y vida compartida.
En la Unidad de Protección Animal (UPA) de Manizales, la Navidad tuvo un significado distinto, más profundo, más humano. Hubo miradas agradecidas, colitas moviéndose sin parar y ladridos que se convirtieron en el mejor coro navideño. Allí, en medio de caricias, abrazos y sonrisas, más de 150 voluntarios se reunieron para regalar algo invaluable: tiempo, compañía y amor a los peluditos que esperan un hogar.





Fotografías: encuentro navideño en la UPA
La jornada, convocada por la Secretaría de Medio Ambiente de Manizales, reunió a cerca de 300 personas, entre familias, niños, jóvenes, adultos mayores y rescatistas de corazón que decidieron que esta Navidad también debía celebrarse con ellos, con quienes no hablan, pero sienten intensamente. Cada uno de los asistentes llegó con ilusión y ternura, y encontró en esos animales una historia, una emoción y una enorme capacidad de agradecer con gestos sencillos, pero poderosos.
Video: la secretaria de Medio Ambiente de Manizales, Jessica Silvana Quiroz Hernández
Los perritos fueron paseados, mimados y acompañados. Muchos de ellos, que alguna vez conocieron el abandono, hoy conocieron algo distinto: la sensación de ser importantes, de ser elegidos, aunque fuera por unas horas. Para ellos también hubo cena navideña, una comida especial que simbolizó cuidado, dignidad y respeto por su vida.
Video: la participante, Edith María Gómez Narváez
La escena se repetía una y otra vez: voluntarios arrodillados acariciando cabezas, niños abrazando peluditos con ternura, familias completas compartiendo momentos que seguramente no olvidarán. No era solo una actividad, era un acto de humanidad colectiva, una forma de decirles: “ustedes también cuentan, ustedes también merecen amor”.





Fotografías: encuentro navideño en la UPA
En la UPA, esta celebración dejó algo más que fotos bonitas: dejó esperanza. Porque cada gesto, cada mano extendida y cada paseo se convierte en la posibilidad de que más personas comprendan que adoptar salva vidas, transforma corazones y construye una ciudad más compasiva.

