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Ante una erupción del volcán Nevado del Ruiz: un llamado al respeto por los protocolos y a mantener la calma

¿Qué implica para Manizales una eventual erupción del volcán Nevado del Ruiz?

En este informe especial les presentamos las que serían las características y el impacto de la misma. Lo peor que puede hacer la gente al momento de materializarse la amenaza volcánica en la zona urbana es mantenerse fuera de casa, realizar actividades al aire libre o movilizarse en vehículos. Mantener la calma y actuar con base en los protocolos, son las principales recomendaciones de las autoridades.

Como lo ratifica el Servicio Geológico Colombiano (SGC) en sus boletines extraordinarios sobre el monitoreo constante y permanente del volcán, en estos momentos el comportamiento del Nevado del Ruiz es muy inestable; de ahí que se tomara la decisión de pasar del nivel amarillo en el que se encontraba en los últimos años, a nivel NARANJA, el tercero dentro de una escala de cuatro.

El propio Servicio Geológico Colombiano explicó que se pasó a nivel de actividad NARANJA dados los cambios registrados en las últimas semanas, que indican la probabilidad de que en días o semanas el volcán haga erupción. En caso de que haya una aceleración de los procesos que amenacen con una erupción inminente o que ésta se materialice, el nivel de actividad se cambiará a ROJO, precisó el organismo.

Hay que tener claro que no es lo mismo NIVEL y ALERTA. El Nivel lo determina el SGC conforme a lo que muestra el monitoreo de la actividad del volcán. Las Alertas la determinan los municipios de acuerdo a las amenazas y vulnerabilidades que presentan los territorios la cual es calculada con información entregada por el SGC. En conclusión, puede darse el caso que, con base en la declaratoria de un nivel Naranja en la actividad volcánica, haya municipios que por su cercanía al mismo decreten la Alerta Roja y otros, los más distantes, permanezcan en Alerta Naranja.

El volcán

El volcán Nevado del Ruiz está ubicado en Los Andes colombianos sobre la Cordillera Central a una altitud de 5.364 metros sobre el nivel del mar. Forma parte de los departamentos de Caldas y Tolima, en el Parque Nacional Natural Los Nevados, y está aproximadamente a 28 kilómetros lineales de Manizales y 140 km de Bogotá. Es un estrato volcán con un cráter principal activo denominado “Arenas”, el cual tiene un diámetro de 750 metros y una profundidad de 200 metros.

Su historia eruptiva se remonta a miles de años, por lo que la actividad volcánica ha sido constante en la región, pero los eventos más significativos se registraron en 1570, 1595, 1623, 1805 y 1845.

Sin embargo, la más catastrófica ocurrió en 1985, cuando el 13 de noviembre entró en erupción y produjo una serie de explosiones y emisiones de ceniza volcánica que alcanzaron 30 kilómetros de altura y liberó 35 millones de toneladas de masa, al tiempo que la actividad sísmica aumentó mientras se registraban fuertes lluvias en la zona.

La erupción fue a las 9:09 p.m. y los flujos piroplásticos liberados fundieron un aproximado del 3 al 5 % de los glaciares y nieve provocando cuatro lahares (flujos de lodo y escombros), que en la madrugada del 14 de noviembre ya habían alcanzado los seis ríos que drenan del volcán.

Los lahares, conformados por agua, hielo, material pirocástico incandescente, arena, lodo y otras rocas, avanzaron a una velocidad promedio de 60 kms por hora destruyendo todo a su paso. Uno de ellos, el que descendió por el río Lagunillas, arrasó con la población de Armero, sobreviviendo apenas la cuarta parte de sus habitantes; otro bajó por el río Chinchiná causando la muerte a cerca de 1.800 personas y destruyendo cerca de 400 viviendas. El que pasó a la historia como el mayor desastre natural de Colombia provocó aproximadamente 28 mil pérdidas de vidas, 5.000 personas resultaron heridas y más de 5.000 hogares quedaron destruidos.

Las lecciones aprendidas que dejó la tragedia hacen que hoy el volcán Nevado del Ruiz sea el segundo más vigilado del mundo, con modernos sistemas que cada segundo monitorean los cambios en su actividad. Además, con equipos de alarma de alta tecnología que, en caso de una eventual erupción, permitirían dar aviso a las comunidades que puedan estar en riesgo.

En una futura erupción es posible, según el Servicio Geológico Colombiano, la ocurrencia de uno o varios de los siguientes fenómenos: corrientes de densidad piroclástica de escoria pómez y ceniza; bloques y cenizas; caídas de ceniza y lapilli; proyectiles balísticos; lahares, avalanchas de escombros y fenómenos cuyas características e impacto estaremos detallando en este informe especial.

En Manizales

Lo impredescible de la naturaleza hace que no se pueda bajar la guardia frente a las recomendaciones que las autoridades permanentemente están haciendo a los ciudadanos con el fín de evitar tragedias producto de una erupción. Lo que sí es claro es la importancia de mantener la calma al momento de reaccionar.

Como precisión, el área urbana de Manizales se encuentra en la zona media de amenaza al momento de una erupción del volcán. Se vería entonces potencialmente afectada por caídas de ceniza y lapilli (pequeños fragmentos volcánicos que van de 2 a 64 milímetros, conocidos también como piroclastos). Estos materiales podrían ocasionar alguna carga sobre techos y estructuras generando peligro de colapso. Las vías se pondrían un poco lisas, por lo que hay que tener especial cuidado si se está conduciendo.

Dependiendo de la efusividad y la explosividad, es posible, aunque no seguro, que se perciba un pequeño movimiento sísmico. También es probable que se extienda el olor a azufre.

La principal recomendación para la gente es que permanezca en sus viviendas y evite, mientras haya abundantes emisiones de ceniza, mantenerse en la calle realizando actividades al aire libre o desplazándose. También es importante la protección respiratoria (tapabocas) y visual (gafas), evitando el uso de lentes de contacto, y paraguas, así como proteger las fuentes de agua que estén expuestas, como los tanques y recipientes.

A parte de las afectaciones por caída de ceniza y lapilli, sectores de la zona rural de Manizales se encuentran clasificados en Amenaza Alta, especialmente el área que bordea el margen del río Chinchiná, desde la desembocadura del río Claro. Por allí se prevé que baje material volcánico generando situaciones de alto riesgo para poblaciones ubicadas en esta zona, como la población de areneros, habitantes de fincas o haciendas y condominios como Reserva del Campo; también los residentes de los sectores de la carrilera en el Kilómetro 41, El Retiro, entre otros.

Toda la comunidad que habita cerca de la ribera y está directamente involucrada con esta amenaza se encuentra censada, y en proceso de actualización. A su vez y de forma permanente, recibe recomendaciones de los organismos de socorro y autoridades municipales para estar atentos a los Sistemas de Alertas Tempranas ubicados a lo largo de la ribera, así como también a las cadenas de llamados y medios de comunicación, lo que les permitirá estar al tanto de una evacuación buscando siempre las parte altas una vez reciban el llamado.

Para la directora de la UGR, Alexa Morales, la Administración Municipal viene adelantando de manera juiciosa e incansable la tarea que le corresponde a partir de la declaratoria del Nivel Naranja en el Volcán Nevado del Ruiz .

Alexa Yadira Morales Correa, directora técnica Unidad de Gestión del Riesgo.

La funcionaria destacó los nuevos equipos de alarma con que cuentan las personas que habitan cerca al kilómetro 41 y los censos que por todas las zonas de riesgo en las riberas de los ríos, se vienen adelantando .

La erupción

Como orientación para los ciudadanos, ponemos a su consideración un ABC que define el lenguaje que utiliza el Servicio Vulcanológico Colombiano respecto a estos fenómenos naturales.

Amenaza Volcánica: peligro latente de que un evento de origen volcánico se presente con una severidad suficiente para causar daños y pérdidas.

Caída de piroclastos: como consecuencia de las erupciones explosivas, los volcanes expiden a la atmosfera partículas fragmentadas (piroclastos) que, de acuerdo con su tamaño, se conocen como: ceniza (menor de 2 mm); lapilli (de 2 a 64 mm); bloques y bombas (mayor de 64 mm).

Piroclastos transportados por el viento: la ceniza y el lapilli son transportados por el viento hasta zonas alejadas del volcán (cientos o miles de kilómetros) y depositados por efecto de la gravedad cubriendo, en general, un área muy extensa. Su distribución dependerá de la dirección y fuerza del viento predominante.

Las caídas de piroclastos pueden causar:

  • Oscurecimiento del ambiente.
  • En la salud humana y animal: infecciones respiratorias, irritación de los ojos y las vías respiratorias y alergias.
  • En las infraestructuras y viviendas: cubrimiento y enterramiento, obstrucción de drenajes artificiales, colapso de techos y líneas de conducción eléctrica, corrosión a elementos metálicos.
  • En la agricultura y ganadería: pérdida parcial o total de cultivos y ganado, contaminación de fuentes de agua por sólidos y químicos.
  • Tormentas eléctricas y afectación al transporte aéreo y terrestre.

Lahares (Flujos de Lodo Volcánico): corresponde a una mezcla de fragmentos de roca (puede presentar bloques hasta de más de 10m de diámetro), arena, limo, arcilla y agua que se desplazan por los cauces de las quebradas y ríos. Dependiendo de la relación entre agua y sólidos, se les denomina flujo de escombros. Los lahares varían en tamaño y velocidad, los pequeños son de menos de unos pocos metros de ancho. Los grandes pueden ser de cientos de metros de ancho.

Los lahares pueden causar:

  • Arrasamiento y destrucción de vegetación, cultivos y de las estructuras existentes a lo largo de su trayectoria.
  • Enterramiento y aislamiento pasivo y tardío de grandes extensiones de terreno, incluidas las infraestructuras ubicadas sobre las mismas.
  • Relleno de cauces naturales y artificiales, inundación de las regiones aledañas.

Por la velocidad y energía con la cual puede formarse un lahar, este es un evento muy peligroso y la probabilidad de sobrevivir a su impacto directo es mínima.

Gases volcánicos: antes, durante y después de una erupción los volcanes emiten cantidades importantes de gases, siendo en su mayoría vapor de agua, al cual se debe sumar ciertas concentraciones de CO2 (dióxido de carbono), SO2 (dióxido de azufre) y H2S (sulfuro de hidrógeno) entre otros. Generalmente estos gases se diluyen rápidamente en la atmósfera, de manera que no representan un peligro mayor para la salud humana. Una exposición prolongada a gases volcánicos puede provocar irritación de los ojos y problemas respiratorios.

Sismos Volcánicos: los sismos generados por la actividad interna de un volcán generalmente no son de gran magnitud, pero dependiendo de ésta y la distancia al epicentro se pueden ocasionar desde daños menores en la infraestructura y líneas vitales, hasta colapso de las mismas; adicionalmente, podrían generar diferentes tipos de movimientos en masa.

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