- La historia de Copito (antes Polo) demuestra cómo la solidaridad de la comunidad y la acción conjunta de las instituciones pueden cambiar vidas.
- Gracias a las denuncias responsables y a la atención oportuna, un caso de maltrato se transformó en una historia de esperanza y amor.
En septiembre, la historia de Copito, un perrito víctima de maltrato en Manizales, conmovió a cientos de ciudadanos que, a través de redes sociales, levantaron su voz para exigir justicia y protección. Gracias a esas denuncias y a la articulación de instituciones comprometidas con el bienestar animal, se activaron las rutas de atención que hoy le han permitido a Copito tener una nueva oportunidad de vida.

Fotografía: Polo en su nuevo hogar
Hoy, su nombre es Polo y su historia continúa escrita con amor. Su adoptante, Daniela Valencia, lo conoció en el hogar de paso donde se recuperaba y decidió abrirle las puertas de su casa y su corazón. “Polo se ha adaptado muy bien, es cariñoso, juguetón y cada día se nota más feliz. Es increíble ver cómo un animalito que sufrió tanto puede volver a confiar y amar”, contó Daniela con emoción.
Audio: Daniela Valencia y Carolina Martínez, adoptantes de Polo y Pistacho.
En su nuevo hogar, Polo encontró un compañero, ahora inseparable: Pistacho, otro perro adoptado en la Unidad de Protección Animal (UPA). Su adoptante, Carolina Martínez, recuerda que hace un año y siete meses llegó a su vida y la transformó por completo. “Pistacho me ayudó a superar un proceso difícil de ansiedad y depresión. También acompañó a mi mamá durante su recuperación de una cirugía. Es más que una mascota, es parte de nuestra familia”, expresó con gratitud.


Fotografías: Polo y Pistacho en su nuevo hogar
Hoy, Polo y Pistacho son hermanos y mascotas, que disfrutan juntos de largas siestas, juegos en el parque y un hogar donde el amor y la ternura reemplazaron al miedo y el abandono.


Fotografías: Polo y Pistacho en su nuevo hogar
Adoptar es mucho más que ofrecer un techo: es devolver la esperanza; cada animal rescatado lleva consigo una historia que puede convertirse en un lazo de amor incondicional. Quien adopta transforma la vida de un animalito y enriquece la suya con lecciones de empatía, gratitud y segundas oportunidades.


