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Domingo de Ramos sin palma de cera

Es latente el peligro de extinción de la palma de cera en el país. Sin embargo, otros factores son los que hoy la amenazan al árbol nacional y no propiamente las celebraciones católicas de la Semana  Mayor.

Un cogollo de palma de cera que años atrás se utilizaba comúnmente en las procesiones del Domingo de Ramos, tendría unos cinco años de vida al momento de ser extraído de su hábitat, momento en el cual se malogra una planta que estaría  llamada a durar entre 150 y 200 años.

Hoy esa costumbre ha disminuido en el país gracias a las campañas del Estado, ambientalistas y la misma Iglesia, que ahora están enfocadas en hacer pedagogía para que la tradición de agitar ramas de origen vegetal, no amenace otras especies.

En Colombia la palma de cera se encuentra en los bosques montañosos húmedos del Parque Nacional Natural de los Nevados, concretamente en los departamentos del Tolima, Quindío, Valle del Cauca y Caldas.

Con su primera cosecha, después de alcanzar su inicial floración a los 40 años, se convierte en adulta y en su etapa productiva va hasta los 60. Vivirá otros 40 hasta morir después de casi dos siglos y alcanzar una altura de 60 o 70 metros.

La Palma de Cera es el Árbol Nacional de Colombia y en el país se vienen haciendo grandes esfuerzos desde hace varios años para conservarla y evitar su extinción. Los riesgos de que ello ocurra siempre están latentes: deforestación, la utilización como madera, el ganado que devora las semillas y las plántulas que logran germinar en los potreros, así como  el uso que en el pasado se hizo de los tallos y hojas para elaborar artesanías y en las celebraciones católicas de inicio de la Semana Mayor, costumbre que ha ido desapareciendo.

Esencial para la conservación de la biodiversidad, esta especie sirve de refugio y alimento para una gran variedad de animales, especialmente aves, murciélagos y pequeños mamíferos. Además, su papel como fuente de alimento y hábitat para la fauna contribuye a la polinización y dispersión de semillas, vital para el mantenimiento de la diversidad biológica.

Otra de sus grandes aportes es el papel fundamental que juega en la conservación del loro orejiamarillo, especie endémica de Los Andes colombianos declarada en peligro de extinción, pues utiliza el árbol para anidar y se alimenta con sus frutos y flores.

El reto, promover su conservación

La población de árboles de palma de cera ha venido envejeciendo en el país y las labores desde el Estado y los grupos ambientalistas están enfocadas hoy a reemplazar las plantaciones con nuevos arbustos, ya que el árbol nacional se está extinguiendo y debido a su longevidad sólo lo alcanzarán a notar las nuevas generaciones, según lo advirtió ya hace algunos años el científico e investigador colombiano Rodrigo Bernal, en declaraciones a la BBC de Londres.

Desde entonces Bernal llamó la atención de cómo, por ejemplo, en el Valle del Cocora, en el departamento del Quindío, una de las zonas turísticas de mayor atractivo por la presencia de grandes plantaciones de palma de cera, el número de árboles disminuyó en un 78% desde 1989.

El departamento de Caldas también cuenta con su propio paraíso de palma de cera, en el Valle de la Samaria, corregimiento de San Félix, municipio de Salamina. Es considerado como un lugar mágico, de gran atractivo turístico, que no se beneficia de la protección de los parques naturales de Colombia y la labor de conservación es impulsada por los nativos de la región.

En Manizales, desde la Secretaría del Medio Ambiente, se aporta a la tarea de conservación de la palma de cera, cuidando de algunas planta de distintas edades, que se encuentran en el Ecoparque Los Alcázares-Arenillo. Allí la tarea está concentrada en recoger las semillas que caen de  los árboles para sembrarlas en un vivero  y luego  transplantarlas en zonas de conservación.

Tania Aristizábal, guía encargada del Ecoparque, explica que allí se hace sensibilización a la gente del cuidado que deben tener con la palma de cera y por qué no se debe talar. “Además, esperamos a que las semillas estén rojitas, así caen al suelo, las recogemos y las llevamos al vivero que estamos tratando de implementar”. 

Sin embargo, advierte la funcionaria que se trata de una labor dispendiosa y de mucho cuidado y paciencia: “la semilla tarda más o menos ocho meses en germinar y hay que esperar por lo menos un año para ver una forma de hoja representativa”.

Entre tanto Julián Valencia, Administrador Ambiental y profesional de la Secretaría del Medio Ambiente, explica que hay tres especies de la umbrófila en Manizales, dadas las buenas condiciones que hay para su crecimiento y desarrollo.

En cuanto al peligro de que inescrupulosos les hagan daño para utilizarlas en la celebración del Domingo de Ramos, afirma que este ya es mínimo:  “Hace 22 años se decomisaron aquí en la ciudad 15 toneladas de palma de cera, con el transcurrir del tiempo fueron disminuyendo las incautaciones. En los últimos años no ha habido decomisos”, precisó el Administrador Ambiental.

De la interdicción a la pedagogía

Superado en la práctica el peligro de que la palma de cera sea utilizada en las celebraciones religiosas del Domingo de Ramos, el enfoque de las autoridades está concentrado en hacer pedagogía para que los devotos católicos hagan también su aporte a la conservación del medio ambiente.

En este marco, la Secretaría de Medio Ambiente se suma este año con la campaña del Domingo de Ramos llamada ‘Reconcíliate con la Naturaleza – Adopta un árbol’. Se trata de una actividad que se realiza con el fin de generar conciencia en la ciudadanía y demostrar que se puede vivir esta fecha tan conmemorativa para todos los feligreses con otras especies de árboles, en este caso los nativos ornamentales y forestales.

Para ello, en tres puntos de la ciudad, las Iglesias de Cristo Rey, La Inmaculada y la Catedral Basílica de Manizales, a partir de las 9:30 a.m. de este domingo, personal de la Administración Municipal, Corpocaldas y Gobernación de Caldas, estarán entregando árboles que después de ser utilizados en la celebración católica, la gente podrá llevar a sus casas para sembrar. De manera paralela, esta campaña se estará desarrollando en los 27 municipios del departamento.

Cada uno de los árboles llevará la descripción de qué especie es y cuál debe ser el cuidado correspondiente.  Las personas son libres de realizar la siembra pero se recomienda que sea en un lugar acorde y que aporte al medio ambiente.

El padre Fernán Llano Ruíz, Vicario General de la Arquidiócesis de Manizales, explica: “la iglesia protege el medio ambiente y la naturaleza siguiendo las palabras del papa Francisco cuando dice y habla de la casa común”, afirma que “es por esto que desde la Arquidiócesis están directamente vinculados a esta campaña para que este Domingo de Ramos se porten especies ornamentales y forestales que se entregarán en diferentes puntos de la ciudad”.

Toda la ciudadanía puede participar de esta actividad.  Posterior a la entrega de las especies, el párroco de cada iglesia realizará la bendición correspondiente y continuará con el ritual del domingo de Ramos.

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