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Los niños visibles

·       En la película Los niños invisibles, de Lisandro Duque Naranjo, sus personajes buscaban afanosamente la fórmula para hacerse invisibles, por el contrario, los de nuestra historia se hacen visibles por su fórmula para descongestionar las aceras del centro de la ciudad y al tiempo, hacen visible la necesidad colectiva de vías libres para los peatones.

El escenario, las calles del centro de Manizales. Los protagonistas, seis niños completamente metidos en sus personajes, cada uno interpretando el rol asignado y vestidos con la indumentaria elegida. La obra, un performance para enseñarles buenas prácticas a los propietarios que con sus vehículos impiden la adecuada movilidad de los peatones en la ciudad.

Bajo la dirección de la profesora de artes escénicas Adriana Rincón, este particular grupo de alumnos del CEDER (Centro Integrado de Inclusión Social) hace parte de varias obras orientadas a crear consciencia vial en la ciudadanía manizaleña.

‘Mal parqueado’ puede leerse en el cartel que uno de ellos levanta con sus manos,   mientras los transeúntes miran sorprendidos la intervención urbana. Los niños imitan un grupo de invidentes y simulando tropezar les hacen el llamado a despejar. Juan comanda el grupo, con unos golpes sobre su redoblante capta la atención de los mal parqueados, el coro está a cargo de Mafe:

̶ ¡Mal parqueados, mal parqueados!

̶ ¡Hay carros y motos mal parqueados!

De inmediato vehículos de cuatro y dos ruedas que ocupan las aceras y los lugares no autorizados se retiran, quienes transitan cerca aprueban la acción con el agrado en su mirada, algunos aplauden y otros ponen el pulgar arriba.

Todos comprenden el mensaje.    

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