- En las aulas de Manizales se gesta una revolución silenciosa: la de la empatía. A través del taller “Rompiendo barreras invisibles, eliminación de barreras actitudinales”.
- Con la iniciativa, la Alcaldía de Manizales enseña a niños y jóvenes que, la verdadera inclusión comienza cuando aprendemos a mirar más allá de la discapacidad y reconocemos a la persona.



Fotografías: del taller “Rompiendo barreras invisibles, eliminación de barreras actitudinales”
En un aula donde las voces jóvenes suelen mezclarse con la curiosidad, durante la semana se habló de algo más profundo que fórmulas o teorías. Se habló de empatía, respeto y humanidad.
En el Colegio Atanasio Girardot (en el barrio Fátima, de Manizales) los estudiantes participaron del taller “Rompiendo barreras invisibles, eliminación de barreras actitudinales”, estrategia liderada por la Alcaldía de Manizales, a través de la Oficina de Atención a Personas con Discapacidad, que busca que la ciudad se convierta en un territorio verdaderamente inclusivo.
Durante la jornada, los jóvenes reflexionaron sobre qué significa tener una discapacidad, cómo desean ser tratados quienes la viven y, sobre todo, cómo cada ciudadano puede aportar para que Manizales sea un lugar más empático y justo.


Para el profesor de Ciencias Naturales José Rafael Mercado Morgan, la experiencia trasciende el aula: “Adquirir este conocimiento es una oportunidad para docentes y estudiantes de desarrollar actitudes personales positivas, como la tolerancia y la empatía. Así aprendemos a convivir mejor con nuestros semejantes con discapacidad”, explicó con emoción, mientras observaba a sus alumnos debatir sobre cómo cambiar miradas y conductas.
El profesor de Ciencias Naturales, José Rafael Mercado Morgan.
Uno de esos alumnos, Tomás Medina Rendón, estudiante de séptimo grado, compartió su reflexión conmovido: “capacitaciones como estas son muy importantes para conocer y entender a los demás. A pesar de que tengan una discapacidad, no dejan de ser personas… y a veces a nosotros se nos olvida eso.”
El estudiante de Séptimo grado, Tomás Medina Rendón.
Sus palabras resumen el espíritu de la iniciativa: derribar las barreras que no se ven, pero que se sienten. Aquellas que surgen del desconocimiento o del miedo a lo diferente.
La Alcaldía de Manizales progresa con paso firme en su propósito de construir una ciudad más humana, donde la inclusión no sea una política pública, sino una forma de vida. Los talleres, las charlas y los espacios de sensibilización hacen parte de una estrategia integral que involucra a instituciones educativas, empresas y comunidades.



Manizales se mira a sí misma y decide cambiar: ya no basta con tener rampas o señalizaciones, también hay que abrir el corazón y transformar la actitud. Porque, como quedó demostrado en este taller, las verdaderas barreras no están en las calles, sino en la mente de quienes aún no aprenden a ver la diversidad como una riqueza.


