- La Unidad de Protección Animal (UPA) agradece a cada adoptante por abrir las puertas de su hogar, y también a quienes apoyan día a día esta labor silenciosa pero vital.
- Porque cuando se adopta, cambia la vida de un animal y la del ser humano que decide amar sin condiciones.
La empatía acompañó una jornada que estuvo llena de esperanza, sonrisas y finales felices. En la más reciente jornada de adopción realizada por la Unidad de Protección Animal (UPA), seis peluditos, tres cachorros llenos de energía y tres perros adultos con historias marcadas por la resiliencia, encontraron una nueva oportunidad de vida: un hogar lleno de amor.




Fotografías: jornada de adopción
Sin embargo, entre todas esas historias que cruzaron miradas y corazones, hubo una que nos conmovió especialmente: la de Mamita.
‘Mamita’, como la llaman todos con cariño en la UPA, no fue una más entre muchos; llegó con una historia silenciosa, marcada por la ternura y el instinto de protección. Durante su estancia, se convirtió en la madre de todos: cada cachorro huérfano que llegaba, encontraba en ella el abrigo de una madre adoptiva, su calor, su guía. Gracias a su amor incondicional, muchos de esos pequeños sobrevivieron y hoy viven felices con sus propias familias.
‘Mamita’ participó en más de una jornada de adopción. Esperó con paciencia y esta vez, el destino le tenía una sorpresa.

Fotografía: ‘Mamita’, perrita que encontró hogar para siempre
Una familia la vio, la acarició y supo que era ella; después de tanto dar, por fin le tocó recibir. ‘Mamita’ se fue con el corazón tranquilo, la cola en alto y la mirada de quien entiende que al fin tiene su lugar en el mundo.
La jornada sumó seis adopciones exitosas, seis nuevas historias y sobre todo recordó que cada mascota merece una segunda oportunidad.