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Visita de estudiantes de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Caldas busca dar a conocer el proyecto de huertas urbanas

  • Con el curso de Agriculturas para la Vida, la Defensa de los Territorios y las Culturas se busca crear un puente entre la comunidad y la academia.

El programa de Agricultura Urbana tiene como propósito dar un enfoque comunitario para que las personas adquieran conocimientos sobre temas agrícolas y posteriormente aplicarlos a su diario vivir.

El programa ha tenido una buena acogida entre las huertas que participan porque no solo ha dado herramientas agrícolas para convertir semillas en alimentos saludables, sino también porque ha servido como terapia y respeto de las personalidades de quienes participan.

Lina Fernanda Franco Cañón, encargada del programa Agricultura Urbana de la Secretaría de Agricultura, resaltó que la importancia de realizar este puente entre los entes gubernamentales con la Academia y más específicamente con la comunidad es que de esta manera se pueden conocer experiencias y vivencias reales.

“Se hace un ejercicio vivencial entre la Academia y la comunidad con el fin de conocer experiencias reales y que los estudiantes puedan conocer de primera mano cómo se gestan en Manizales los procesos de Agricultura Urbana”.

Juliana Miranda Gómez, docente de la facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Caldas destacó que este proceso busca es la interacción de los estudiantes que forman parte del curso para que conozcan de primera mano el aporte que se da en la comunidad.

“La idea de este  ejercicio es importante porque en el conversatorio no solo vemos el aporte de la agricultura desde lo técnico sino desde el fortalecimiento de las redes de conocimiento, la parte social, la parte comunitaria; entonces es importante para crear esos enlaces entre las comunidades y en estos casos de las emprendedoras y participantes de estos procesos con los estudiantes y la Academia”.

Luz Elena Gonzales, perteneciente a la huerta Puma, ubicada en la Casa de Mujer Empoderada, que tiene convenio con la Secretaría de Agricultura, lleva un año en el proceso y señaló que “ha sido muy gratificante. Hemos aprendido mucho, no solo en el cultivo de los productos, sino también en el crecimiento personal, en el compartir con las demás compañeras”.

Con este tipo de programas de formación se ha logrado que las madres transmitan conocimientos a sus hijos para mostrar lo que se hace y de esta manera darles herramientas a futuro. Además, el proyecto ha contado con la participación de personas con discapacidad que han adquirido conocimientos técnicos y agrícolas.

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